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Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha

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Cuando Sancho vio que se hab?an ido los pastores, se acercо a don Quijote y le dijo:

–?No le dec?a yo, se?or don Quijote, que no eran ejеrcitos sino reba?os de ovejas?

–Sin duda ?dijo don Quijote? que todo esto es un encantamiento, amigo Sancho. Seguro que ahora mismo son ya ejеrcitos de hombres, como te he dicho.

Quiso Sancho curar a su amo y fue a buscar las alforjas para coger lo necesario. Al descubrir que no las ten?a, casi se vuelve loco: pensо en volver a su casa aunque perdiera el salario y la ?nsula prometida.

Cuando don Quijote vio a Sancho tan preocupado, le dijo:

–Has de saber, Sancho, que todas estas desgracias son se?al de que pronto sucederаn cosas buenas porque no es posible que el mal ni el bien duren siempre. Y as?, como el mal ha durado mucho, el bien estа ya cerca.

–S?, pero me faltan las alforjas ?dijo Sancho.

–Entonces no tenemos nada para cenar ?dijo don Quijote.

–As? ser?a ?dijo Sancho? si no hubiera por aqu? hierbas que vuestra merced dice que conoce.

–Con todo ?dijo don Quijote?, yo tomar?a mejor un buen trozo de pan y dos sardinas que cuantas hierbas existen. De todas formas, sube en tu asno y s?gueme, que Dios da de todo y hace salir el sol sobre los buenos y los malos.

–Mejor era vuestra merced para predicar ?dijo Sancho? que para caballero andante. Vаmonos ahora de aqu? y busquemos un lugar en que alojarnos esta noche donde no haya mantas que me suban por los aires ni fantasmas.

–P?deselo t? a Dios, hijo ?dijo don Quijote?, y gu?a t? por donde quieras; que esta vez serе yo quien te siga a ti. Pero antes mira bien cuаntos dientes y muelas me faltan.

Metiо Sancho los dedos en la boca y le dijo:

–Pues en esta parte de abajo no tiene vuestra merced mаs de dos muelas y media; y en la arriba, ni media, ni ninguna.

–?Mala ventura la m?a! ?dijo don Quijote?. Mаs quisiera haber perdido un brazo, siempre que no sea el de la espada. Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como un molino sin piedra[76 - Molino sin piedra – мельница без жернова], y que hay que valorar mаs un diente que un diamante. Pero as? es el duro trabajo de los caballeros andantes. Sube al asno y gu?a, que yo te seguirе al paso que quieras.

Empezaron a caminar poco a poco, porque el dolor no dejaba descansar a don Quijote, mientras Sancho contaba algunas cosas que luego diremos.

Cap?tulo XVI

La aventura de los batanes

[77 - batаn – сукновальная машина]

Iban don Quijote y Sancho conversando tranquilamente cuando Sancho mirо a don Quijote y le dijo:

–Si alguien le pregunta quiеn es vuestra merced, le dirа que es el famoso don Quijote de la Mancha, tambiеn conocido como el Caballero de Triste Figura.

Don Quijote preguntо a Sancho por quе lo llamaba as?.

–Yo se lo dirе ?respondiо Sancho?. Le he estado mirando y tiene vuestra merced la mаs mala figura que he visto. Debe de ser por el cansancio de los combates o por la falta de las muelas dientes.

–No es eso ?respondiо don Quijote?. Serа que al sabio autor de esta historia le habrа parecido bien ponerme alg?n nombre que me describa, como suced?a con otros caballeros en el pasado: uno se llamaba el de la Ardiente Espada; otro, el del Unicornio; otro, el de las Doncellas… Y as?, digo que el sabio te ha puesto en la lengua y en el pensamiento el nombre de Caballero de la Triste Figura, como pienso llamarme desde hoy. Y para que me reconozcan mejor, harе pintar en mi escudo una triste figura.

–Pues yo digo ?dijo Sancho? que tiene tan mala cara por el hambre y la falta de muelas.

Al poco tiempo, llegaron a un espacioso y tranquilo valle donde se pararon a descansar sobe la hierba. Lo que mаs lamentaba Sancho era no tener vino ni agua que llevarse a la boca. Viendo que el prado estaba lleno de hierba, Sancho dijo:

–No es posible, se?or, que no haya por aqu? cerca de una fuente o un arroyo que dе humedad a estas hierbas. Serа mejor que vayamos a buscar el agua que calme esta sed que es peor que el hambre.

A don Quijote le pareciо bien y comenzaron a caminar sin ver por dоnde andaban, porque la noche era muy oscura. Al poco tiempo, oyeron un gran ruido de agua y unos terribles golpes de hierros y cadenas.

Quiso don Quijote ir solo a buscar la aventura, pero Sancho, que estaba muerto de miedo, atо las patas a Rocinante para que no pudiera andar.

Don Quijote, creyendo que su caballo estaba encantado, decidiо esperar a que fuese de d?a.

Sancho sintiо ganas de desocupar su vientro y lo hizo all? mismo. Como don Quijote ten?a buen olfato, enseguida le llegо el mal olor.

–Me parece, Sancho, que tienes mucho miedo.

–S? tengo ?respondiо Sancho?. Pero ?en quе lo ha notado vuestra merced?

–En que ahora hueles, y no a perfume precisamente ?dijo don Quijote.

–Bien podr?a ser ?dijo Sancho?; pero yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a oscuras por estos sitios desconocidos.

–Alеjate un poco, amigo ?dijo don Quijote?, y de ahora en adelante ten mаs cuidado con tu persona y mаs respeto hacia m?.

Con estas y otras cosas pasaron la noche. Al amanecer, cruzaron un bosquecillo de casta?os y se encontraron una gran cascada de agua y, al lado de unas rocas, unas casas de donde sal?an los golpes que tanto los hab?an asustado.

Don Quijote se fue acercando y pensо con todo su corazоn en su se?ora Dulcinea, suplicаndole que le ayudara en la aventura que se acercaba. Se aproximо un poco mаs y descubriо la causa los ruidos: eran seis mazos de batаn que con sus golpes alternativos produc?an aquel estruendo.

Cuando don Quijote vio lo que era, se quedо mudo y pasmado[78 - pasmado – изумлённый]. Sancho empezо a re?r con tantas ganas que contagiо a don Quijote.

Esto animо a Sancho a seguir riendo, pero entonces don Quijote se enfadо y le dio unos buenos golpes en la espalda al escudero.

–Tranquil?cese vuestra merced ?suplicо Sancho?, que no me estoy burlando.

–Ven aqu?, se?or alegre ?dijo don Quijote?, ?crees que si en lugar de ser mazos de batаn hubiera sido otra peligrosa aventura, yo no habr?a mostrado valor para llevarla a cabo? ?Estoy yo obligado, siendo como soy caballero, a conocer y distinguir los ruidos y saber cuаles son de batаn, o no? Y ademаs, yo no los he visto en mi vida, y vos s?, como villano[79 - villano – деревенщина, из простонародья] que sois, criado y nacido entre ellos. Si no, haced que estos seis mazos se convirtieran en seis gigantes y verеis cоmo quedan cuando yo acabe con ellos.

–No hablemos mаs ?dijo Sancho?, que yo confieso que me he re?do demasiado. Pero ?verdad que ha sido cosa de risa, y de contar, el miedo que hemos pasado?

–No niego que no sea cosa de risa ?replicо don Quijote?, pero no de contarse, que muchas personas no saben ser discretas.

–En adelante ?dijo Sancho?, solo hablarе para manifestarle mi respeto como a mi amo y se?or.

Cap?tulo XVII

La aventura del yelmo de Mambrino

[80 - yelmo – шлем][81 - Mambrino – согласно рыцарским романам, мавританский царь Мамбрин потерял в сражении свой чудодейственный шлем]

Comenzо a llover un poco y Sancho intentо resguardarse en el batаn, pero don Quijote no quiso entrar para olvidar la pesada burla. Cogieron el camino que hab?an tra?do el d?a anterior y, al poco rato, descubriо don Quijote un hombre a caballo que tra?a en la cabeza una cosa que brillaba como si fuera de oro. Se volviо a Sancho y le dijo:

–Me parece, Sancho, que se va a cumplir aquel refrаn que dice: «Donde una puerta se cierra, otra se abre». Digo esto porque, si no me enga?o, viene hacia nosotros uno que trae en su cabeza el yelmo de Mambrino.
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