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90 millas hasta el paraíso

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2020
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– Tu ?mpetu es digno de elogio. Pero deberаs llevar contigo a tu nueva esposa y a tu nene, as? como a las dos abuelas de Eliаn.

– ?Para quе han de estar ellos all?? Yo podr?a ir solo para traer a Eliаn.

– Entonces ellos dirаn que Castro dejо como rehenes en Cuba a la nueva familia de Juan Miguel y a su madre. El joven estа acorralado, en una situaciоn sin salida. No puede ser libre en la toma de sus decisiones. Es inflexible en sus intentos de hacer volver al hijo a Cuba solo porque a los familiares les amenaza la represiоn f?sica. ?Es eso lo que quieres?

Juan Miguel, el padre del ni?o, por un instante quedо pensativo. Luego exclamо:

– Lo he comprendido.

– Te van a ofrecer mucho dinero y una vida paradis?aca…

– En el Edеn no se necesita dinero – de manera segura lo expresо tajantemente Juan Miguel – Por lo tanto, Amеrica no puede ser para?so para el cubano. Esto es una cuestiоn de honor.

– Para nosotros esto es a?n una cuestiоn de confianza – intervino su palabra Ra?l.

– No solamente para nosotros – confirmо Fidel – Todo el pueblo confiarа a ti, Juan Miguel. Para once millones de cubanos de diferentes edades y sexos, naciones y grupos еtnicos, catоlicos y “santeros”[1 - "santeros" – descendientes de los esclavos, principalmente mulatos, seguidores del culto pagano “santer?a”, es de origen africano.], t? y Eliаn se convertirаn en s?mbolos de nuestro pa?s. No hay pecado mаs terrible que el de enga?ar a la gente que haya confiado en ti… ?Cоmo se llamaba tu primera esposa, la madre de Eliаn? – de repente preguntо Fidel, como lo hac?a habitualmente si le interesaban algunos detalles.

– Elizabeth Brotons – lo dijo muy despacio el joven cubano – No me dijo nada acerca

de sus planes…

– ?Le eras fiel en el per?odo de la vida conjunta?

Juan Miguel agachо la cabeza

– La respetaba mucho – expresо este, justificаndose.

– Como varоn yo te comprendo – Fidel se rascо la barba.

Y yo, siendo comunista, te recomiendo que pienses muy bien acerca de tu actual situaciоn – expresо su opiniоn Ra?l – No te exhorto a que mientas y te pongas a justificar tu conducta. Ten en cuenta, simplemente, que sus juristas van a engancharse a cualquier hilo posible, para denigrarte, desacreditar ante millones de norteamericanos la imagen de los comunistas, y como resultado, humillar a Cuba. El valor de cada palabra, pronunciada por ti en los EE.UU., crecerа de manera incre?ble. Nadie te obliga a confesar que hab?as sido infiel a tu cоnyuge.Pueden aprovechar tu honradez, como instrumento contra tu patria. No les concedas a nuestros enemigos una informaciоn adicional. No les entregues personalmente un triunfo complementario.

– Hay una historia en la Sagrada Escritura – recordо a propоsito el Castro mayor– Cuando Josе, queriendo aleccionar, y luego perdonar a los hermanos ruines, aprovechо un enga?o peque?o. ?No se necesitо el enga?o, si este no se utiliza en aras de la bondad?

Este argumento deber?a ser el ?ltimo que aprovechar?a el hermano menor. Acaso

Fidel se ha olvidado de que todos estos cuarenta a?os de ataques contra Cuba, los yanquis llamaban a los cubanos “herejes”, y atra?an a su lado el nombre de Dios. Los Conquistadores tambiеn aniquilaban a los indios bajo las banderas Santas. Fidel no pudo olvidar esto. Poseyendo tal memoria, probablemente cree que Dios estа a favor de Cuba…

La conversaciоn no finalizо as?. Fidel le pidiо a Juan Miguel que saliera por un rato, este ten?a varias preguntas confidenciales a su hermano.

– ?Quе estа emitiendo la hostil radio enemiga, a la cual no pudiste silenciar completamente? – se interesо Fidel.

– Estаn demasiado cerca… Siguen el ruidoso escаndalo histеrico en torno al ni?o – informо Ra?l. – Estаn transmitiendo tambiеn que has adquirido en Francia un yate tipo “flybridge” con un bar, una barbacoa y una ba?era de mаrmol.

– Ser?a mejor dar a conocer que en este se hayan instalado giroscоpicos estabilizadores de balanceo y un sistema que mantiene inmоvil el yate, sin usar el ancla. Ahora nuestros buzos podrаn filmar para el pueblo los buques hundidos y la fauna del mar del Caribe, sin da?ar con el ancla echada los arrecifes de coral.

– Siguen comentando que t?, a la manera de Gorbi, el cual devorо una pizza italiana para hacer publicidad, permitiste que te fotografiaran por dinero en zapatillas deportivas espa?olas.

– ?Los ni?os recibieron las zapatillas?

– La primera partida de calzado ya la distribuyeron en dos escuelas de Sancti Sp?ritus y en un orfanato en Agramonte.

– Ellos promet?an dar muchas zapatillas, y a Gorbachov, seguramente, le hab?an prometido mucha, mucha pizza…

– Creo que no le enga?aron… para que еl enga?ara a su pueblo. Ademаs, Gorbi lo ped?a, no para el pueblo, sino para s?, y eso significa que еl no ped?a tanto.

– El l?der de tal pueblo de ninguna manera deb?a pedirlo… – expresо pensativamente Fidel – Sea como sea, yo no comprendo quiеn les dio el derecho de llamar a su vil radio con el nombre de nuestro hеroe nacional, Josе Mart?. Silеncialos.

– Estаn demasiado cerca…

– ?Quе opinas sobre este muchachito de Cаrdenas?

– Es que t? sabes mi opiniоn. Hasta el fin confiaba solamente en dos personas, en el hermano, que es cinco a?os mayor que yo, y en el Che. Ahora, solo en mi hermano.

– Quiero charlar cara a cara con este muchacho. Vete a hacer tus asuntos – ordenо Fidel y pidiо que llamaran a su despacho al se?or Gonzаlez…

– Eres incorregible – as? se expresо Ra?l, yеndose del despacho – A?n sigues creyendo en la gente…

Al volver Juan Miguel al despacho del Comandante, este comprendiо que el l?der cubano quer?a hablar francamente con еl.

– Cuеntame sobre tu Elizabeth y Eliаn – pidiо Fidel.

Juan Miguel le narrо su historia. Quedo muy sorprendido. Era incre?ble que, a pesar de estar tan atareado, el l?der del pa?s hubiera escuchado todo hasta el final, apenas de vez en cuando interrumpiendo al narrador y exigiendo de este pormenores para concentrarse en los detalles…

Municipio Varadero, Cuba

D?as antes de la tragedia

Lаzaro Mu?ero, gamberro menudo, que so?aba con ser un gran contrabandista, al fin se decidiо a infiltrarse en la habitaciоn de un entrado en a?os burguеs de Frаncfort. Vino a descansar con su nieta veintea?era. El cоmplice del efractor, Julio Cеsar, ayudante del barman del hotel “Siboney”, prometiо entretener al alemаn un rato, deteniеndole en la barra del bar.

Lаzaro entrо sin ninguna dificultad en la habitaciоn. Le han servido para esto los hаbitos de cоmo usar la ganz?a, adquiridos en los a?os de su juventud. Entonces, realizо su primer hurto con fractura, extrayendo del despacho del director de la escuela los medios recolectados por los alumnos para comprar medicamentos destinados a los ni?os de Chernоbil.

En aquella еpoca el gobierno de Cuba aprobо una decisiоn sin precedente: sanar gratuitamente a los ni?os irradiados ucranianos. Si a Lаzaro lo hubieran pillado en aquel momento, el asunto habr?a adquirido mаs bien un carаcter pol?tico que penal. Pero la sospecha recayо en otro alumno, cuyos parientes denigraban a Castro, a?n en los a?os de la dictadura de Fulgencio Batista, y ahora resid?an en Florida. Al muchachito inocente lo expulsaron de la escuela, lo que Lаzaro acompa?о con una sonrisita, jactаndose ante una nueva amiguita: “?Lo torpe que son!”

“?Quе hermosura!” – por un instante, Lаzaro quedо maravillado del lujo de la habitaciоn del hotel y, mirando nerviosamente en torno suyo, se puso a buscar dinero y objetos de valor que pondr?a en su sombrero de paja. Despuеs de revisar las mesitas de noche, еl descubriо un frasco de agua de colonia “Carolina Herrera”, que ya estaba casi vac?o. Se perfumо con mucha abundancia y se dirigiо al tremо. En la caja hab?a varios billetes arrugados de diez pesos. No era tan grande el bot?n… ?Pero en la otomana azul, al lado de la cama, еl tropezо con una videocаmara! El ladronzuelo la empaquetо cuidadosamente en el sombrero.

Al ver en el sillоn junto a la mesita de noche una chaqueta de lino, examinо con mucho esmero los bolsillos y extrajo un portamonedas con tarjetas bancarias. “?Fritzes de mierda! ?Quе hay de malo en el dinero en efectivo?” – Lаzaro se puso rabioso. No era posible poder utilizar una tarjeta de crеdito en Cаrdenas, as? como en cualquier otra ciudad. No porque el due?o al enterarse de la pеrdida, inmediatamente la bloquearа. Simplemente, en Cuba usaban las tarjetas exclusivamente los extranjeros, mientras que Lаzaro solo so?aba con ser uno de ellos.

S?, ten?a planeado recibir la ciudadan?a estadounidense, y sin duda alguna as? lograrа alcanzar su meta, en cuanto gane un gran dineral en el contrabando. En su mente, en ese per?odo, no hab?a una distinciоn clara entre los tеrminos “contrabandista” y “americano”. El dinero, todo lo solucionan los deseosos billetes de cien dоlares, desde los cuales contempla con altivez el inmortalizado Franklin.

“?Por fin hay algo de valor!” – se alegrо Lаzaro, habiendo tropezado contra una jarra de cristal. En el fondo de esta hab?a un brazalete muy pesado, decorado con un capullo de pеtalos de oro de una orqu?dea. Automаticamente lo metiо en el calcet?n, enrollаndolo al tobillo, y se precipitо al cuarto de ba?o. Hace tiempo so?aba con un cepillo de dientes “Oral-B” con un motorcito. ?Quiеn sabe, puede ser que el alemаn use justamente uno de estos! “?Tendrе suerte alguna vez!” La puerta del ba?o resultо estar cerrada.

Al cabo de un segundo esta se abriо y ante Lаzaro apareciо en toda su belleza la pelirroja Magda von Trippe, nieta del entrado en a?os Miljelen Calan.

Poseyendo una cantidad de “atributos”, Magda no era famosa por su belleza. La ropa interior de color turquesa, que llevaba puesta despuеs de tomar el ba?o espumoso, no pod?a ocultar los matices de su constituciоn idiosincrаsica. No se puede decir que ella sea fea… Desprovista de gracia femenina, s?. Mаs bien deportiva que hombruna. Y de ninguna manera era repugnante, lo que deb?a probar Lаzaro ahora mismo.

Justamente as?, ya que Magda midiо al malhechor con una mirada inequ?voca, cuyo significado Lаzaro pudo evaluar estando ya en la habitaciоn, en la cama. La muchacha alemana tomо la ?nica decisiоn justa para s?, prefiriendo a la resistencia total a ese cubano de alta estatura y muy simpаtico, una capitulaciоn activa…

Como se habr?a alegrado por la nieta Miljelen, que en el declive de la vida se aficionо seriamente a Sigmund Freud y sospechaba en Magda inclinaciones lesbianas. Lo que se refiere a la ni?a todo estaba en orden, y este resultado se hizo el resumen de todos sus esfuerzos titаnicos en la rehabilitaciоn psicolоgica, no demandada ni siquiera entre los alemanes turcos, Magda von Trippe.
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